martes, 8 de mayo de 2007

El calendario



Hoy estoy estresado. Estaba mirando el calendario y de repente me ha dado por pensar que lo que tenía ahi delante era todo cuanto tengo en esta vida. Estamos muy preocupados por ganar dinero y, de hecho, casi todo lo que nos mueve en esta vida a tomar una decisión es el hecho de que tal movimiento nos produzca dinero. Y eso, ¿porqué es así? Normalmente, cuando nacemos, no lo hacemos con un manual de instrucciones de como se ha de vivir. Nacemos básicamente con dos ojos muy grandes que nos permiten ver lo que pasa a nuestro alrededor, y con los datos que vamos recolectando, vamos tomando las decisiones que diseñan nuestra vida. Desafortuandamente aquello que vemos en nuestros primeros dias no son sino las decisiones que han tomado nuestros padres, basadas en lo que ellos mismos observaron en los primeros años de sus vidas. La capacidad del ser humano es muy limitada asi que, lo mas probable, es que muchas de las decisiones que tome sean erroneas, y por tanto, le lleve a una vida equivocada en muchas de sus facetas. El caracter erroneo de la vida de cada uno se ve en la cantidad de terror que se tiene acumulado en el cuerpo. Nuestras debilidades nos llevan a cometer un error. El error, observado por otro ser humano se ensalza ya que, aquel que lo observa ve en ello un motivo de alegria. Y no es por desear el mal ajeno, sino simplemente por garantizar de algún modo el bien propio. Si aquella persona ha errado, y yo lo he visto, es que estoy haciendo algo bien. El regocijo que produce este razonamiento es tal, que olvidamos que no existe ninguna diferencia entre el dolor ajeno y el propio. Perdemos, (si es que alguna vez la hemos tenido), la sensación de que el resto del mundo existe, y denunciamos sin tapujos el erro cometido. Ante esta denuncia la persona que cometió el error siente tanto dolor, que queda una marca imborrable para toda su vida. Antes permaneceré callado, que volver a errar. Y ¿porqué se siente tanto dolor? No sabemos porqué estamos en este mundo. Constantemente estamos preguntándonos si lo estaremos haciendo bien o no y ese es, en realidad, el único sentido que se le ve a la vida, almenos en su estado mas primitivo. Por fin la única forma de entender si lo estamos haciendo bien o no, es comparando con los demas y, e aqui el peor de los finales. En la mismisa comparación, es decir, en la mismisa busqueda de sentido, hemos errado. Cada uno de los errores cometidos en esta vida nos cierran y acobardan un poco mas. Una vez bien aterrados, y porque lo mandan los cánones sociales, tenemos un hijo. Este, al mirarnos con los ojos bien abiertos, lo único que ve y aprende es miedo. Desde ese mismo momento su vida, y sus decisiones estarán basadas en el miedo. El miedo a cometer un error y que alguien, no se sabe quien, lo denuncie. Asi pues nuestra relación con los demas es altamente insincera. Antes de dar cualquier paso calcularemos minuciosamente el riesgo que tiene para minimizar el daño que podemos sufrir en caso de equívoco. Pero entonces, siendo la comparación la única manera que tenemos de darle sentido a nuestra propia existencia, al reducir la capacidad de relacionarnos con los demas, y por tanto de comparar, quedamos completamente inválidos. Vivimos y no sabemos porqué. Asi pues, necesitamos una forma de comparar, sin necesidad de relacionarnos con los demas. Este es, sin lugar a duda, el papel que juega el dinero. Dedico mi tiempo a ganar dinero para demostrarme a mi mismo que mi vida tiene sentido, pues los demas se la dan. Si yo tengo mucho dinero, la gente me mira e intenta imitarme y, por tanto, lo estoy haciendo bien. Curiosamente, en el proceso estoy perdiendo mi propia vida. Efectivamente. ¿No es cierto que mi vida tiene sentido ya que tengo ese tiempo que estoy dedicando a ganar dinero? Asi pues estoy dedicando mi vida, o mejor dicho, invirtiendo mi vida, en ganar una cosa, el dinero, que me permita tener vida, o mejor dicho, comprar vida. Es en este proceso donde mi vida esta perdiendo el sentido. Delante de todo eso esta mi tiempo. Y debo ser yo el que decida en que dedicarlo, pues eso será lo que de sentido a mi vida. Es decir, mi tiempo es el que, de manera natural, da sentido a mi vida. Usalo bien.

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