viernes, 16 de mayo de 2008

El principio local global.



¿Tu crees en Dios? Esta es una pregunta que hemos hecho, y nos han hecho en múltiples ocasiones. Y siempre hay una respuesta vaga e imprecisa. Al final no se si creo o no creo, pero en el peor de los casos tengo un poquito de miedo a negar en voz alta la existencia de Dios. Pero el problema creo que es otro. No se puede ni siquiera decidir si existe o no existe un ente superior, cuando ni siquiera se entienda la existencia de uno inferior a este. Esto es algo que, en principio, puede sonar natural, es decir, si quiero correr muy rápido, lo primero de todo es aprender a caminar. Pero en este caso es mucho mas grave. Intentamos entender a Dios sin saber quienes somos, mientras que justamente somos nosotros los que estamos pensando! Es como intentar aprender a pilotar un avión con manuales en chino.

Es posible que exista Dios. Y es posible que no exista. En realidad depende de la definición que le estemos dando. Y es que la palabra, Dios, es una palabra que, a estas alturas de la vida, es muy complicada de entender. El problema está en que nuestra sociedad ha hecho un uso abusivo del término, con lo que, cada vez que la escuchamos o la utilizamos, nos recuerda toda una inmensidad de situaciones y enseñanzas, desafortunadamente no todas claras o positivas. Así que, para poder seguir hablando de Dios, yo prefiero cambiar el término. No por uno mas sencillo, ni menos conocido, sino menos manoseado. Así que, dejarme que haga de nuevo la misma pregunta

¿Es posible que haya una verdad?

En este punto, y como siempre, para seguir hablando hace falta suponer que, en realidad, estamos vivos. Todo es mas fácil si admitimos tal suposición. Entre otras cosas, me da ojos para ver la masacre inconsciente que el hombre esta cometiendo en su entorno. En un momento dado, un soldado pulsa un botón rojo de su caza, y a unos cuantos metros de distancia, una persona estalla en pedazos. Un ingeniero diseña una mina para ser enterrada en la tierra, de forma que, cuando se pisa, detona. El diseño llega a una fábrica en la que operarios pagados a sueldo la hacen realidad. A millares. Primero camiones, y después aviones, ambos dirigidos por pilotos, las transportan. Y soldados las colocan con sumo cuidado en carreteras y caminos de un lugar que, curiosamente, nunca esta cerca de mi. Meses después un ser humano pisa uno de estos artefactos. El mínimo de los males es el siguiente: un jeep, conducido por un piloto, traslada de forma urgente a la víctima al hospital mas próximo… en fin, mejor digamos a un centro en el que se encuentra un médico dispuesto a utilizar lo poco que ha aprendido de medicina para mejorar la vida de aquellos que, de manera brutal, les fue empeorada. La víctima llega, y el médico le amputa las piernas. Este ha tenido suerte y ni siquiera se le infecta la herida. Solamente tiene que vivir sin piernas en un país en el que los fuertes se mueren por falta de medios. Yo no sabría vivir sin piernas aquí. ¿Existe la verdad? No se si tiene mucha importancia la existencia o no de una verdad absoluta, pero el caso es que a mi, a quien he admitido vivo, y que he tenido una vida tal y como creo haber tenido, (simplemente por hipótesis), esta situación me afecta. Y me produce gran malestar y confusión. Dado esto, y teniendo en cuenta que quiero mejorar mi vida, me lleva a intentar entenderla para saber como. Antes, hagamos un paréntesis. ¿Por qué uno quiere mejorar su vida? En realidad, debemos matizar un poco que quiere decir mejorar. En principio, lo que queremos es realizar un cambio, simplemente porque la ley de inercia me dice que siga viviendo, y mi consciencia se aterra al pensar que la vida que quiero seguir viviendo será como hasta ahora, y permitirá tales atrocidades. Ahora bien, lo llamo mejorar, porque en este particular momento, por la educación y tipo de vida que he llevado, una vida equilibrada, exenta de una constante sensación de tensión, que por ejemplo se traduce en tener muy frecuentemente el estómago revuelto, me parece mas conveniente. En el pasado, en algún momento experimenté tal cosa, y ahora me parece, simplemente, mejor.

Bueno, pues ahora viene el entenderla. Y entender la vida, de alguna forma me esta diciendo que admita que existe una verdad. Tengo un gran dilema porque entender la verdad es posible que esté fuera de mi alcance, y hasta que no lo haga no podré parar de sentir tensión en mis nervios.

Pero quizá no tengo que admitir la verdad como algo externo, global, y superior, y me basta con entenderme a mi mismo. Al fin y al cabo ya he decidido que me admito como vivo, así que porque no entenderme. En el cambio he perdido la pureza. Pues la verdad, si es que existe, es pura. Y cuando se habla de la verdad, uno se siente tranquilo, pues se libra de la posibilidad de cometer errores. Así pues, en este nuevo camino, he de admitir que cometeré errores. He de admitirme imperfecto. Pero entonces, ¿para que vivir? Esto es como el que quiere correr los cien metros lisos en tres segundos. Se entrena y se entrena y se entrena para conseguirlo. Simplemente está fuera de su alcance, así que por mas que se entrena no lo consigue, con lo cual, nunca los corre pues el quiere obtener lo infinito. Pues el es puro. Un hombre puro, sin objetivo. A mi me recuerda a una piedra. Así pues, ¿para que vivir? Pues bien, incluso en el caso en el que uno quiera correr los cien metros en tres segundos, mas vale que aprenda a caminar. Y después, entendiendo bien como se camina, intentar mejorar su posición inicial.

Me conformo pues con entenderme a mi mismo, con lo que esto conlleva. A partir de ahora, se que mis opiniones, juicios, y conclusiones pueden ser erróneas, es decir, no siguen la calmada y limpia ruta de la verdad. Y en ese sentido, es posible que a otra persona le suenen equivocadas o, incluso en el caso de que suenen acertadas, tampoco hay razón para creerlas como verdaderas, pues tal cosa no se entiende. Pero es que tal cosa no se debe tampoco perseguir sin ni siquiera empezar por el principio. El hombre es, en ese sentido, un ser claramente miserable pues puede o cree poder atisbar la existencia de la verdad, pero no puede explicarla.

Pero en el entreacto, el esfuerzo por intentar ordenar algo tan caótico como uno mismo, y responder a preguntas que aparecen desde este nivel mucho mas local, y claramente expuesto al error, ocurre un fenómeno interesante. En primer lugar, se construye un conjunto de ideas, que llamamos Filosofía. Este conjunto de ideas, que viene de observar el exterior, e intentar mejorar la situación individual en ese mundo, (en el sentido que comentaba antes), en principio vive en otro plano que, simplemente por motivos psicológicos, podemos imaginarlo paralelo y por encima de la realidad. Pero a medida que se va construyendo mas y mas, va adquiriendo tal peso que, poco a poco, va cayendo por la acción de la gravedad. Es decir, llega un momento en que, efectivamente, no hace falta mas que leer toda esa teoría que hemos construido para que ante una situación concreta, (en principio muy pequeñita), desaparezca la tensión de nuestros hombros.

Y lo mas interesante es que, a veces, esta teoría propia, y creada con esfuerzo y dedicación constante, y producto de una única vida, (en este caso la mía propia), me permite entender y resolver problemas (pequeños), de personas ajenas a mi. Y mejorar, de nuevo en el sentido anterior, su vida!!

A mi juicio, esto es lo mas cercano a un milagro. Y, si tengo que dar una definición de verdad, desde este punto de vista imperfecto en el que vivo, es esta.

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