Simplemente el hecho de creerse vivo genera preguntas. No se sabe muy bien porqué estamos vivos, y no se sabe muy bien porqué queremos seguir estándolo también mañana. Por un momento vamos a darlo como hipótesis, es decir, supongamos que el sentido de la vida, (y me refiero al de cualquier forma de vida), es conservar la ley de la inercia, es decir, mantener la vida en el instante posterior. Este marco plantea un segundo problema, o pregunta, inherenete al anterior. ¿Que hacemos con esa vida que queremos preservar? Bien, mantener la vida requiere un gasto de energía, así que simplemente nuestra hipótesis inicial nos permite resolver también la segunda pregunta. Nuestro deber es obtener la energía necesaria para preservar nuestra propia vida. Esto es de hecho suficiente en formas de vida poco desarrolladas. Pongamos un ejemplo de vida algo mas rudimentario: las vacas pasan sus días comiendo. No saben muy bien cuanto tienen que comer para pasar el siguiente segundo vivas, así que se limitan a comer sin freno. De repente se convierten en grandes acumuladores de energía con el único fin de obtener mas energía. Cada vez que comen se hacen mas grandes, y necesitan mas energía para moverse. De alguna forma su vida es claramente autocontenida. Desafortunadamente el proceso no es limpio y en el esfuerzo constante de convertir la energía vegetal en materia propia, sus células se desgastan, hasta el punto que se hacen inservibles. Su habilidad de obtener energía se reduce, mientras que el gasto que supone convertirla en materia aumenta... Poco a poco se sobreviene la muerte, y el problema esta resuelto.
Los seres humanos tampoco sabemos cuanta energía necesitamos para seguir viviendo, así que también nos limitamos a comer hasta estar saciados. No porque estemos seguros de que es suficiente, simplemente porque nuestra fisiología no nos permite seguir comiendo. En nuestro caso la energía sobrante se convierte en capacidad de resolver problemas abstractos. Problemas que nos han permitido evolucionar hasta el punto en el que nos encontramos, en el que el problema, mas que se una cuestión de cantidad de vida, lo es de calidad. Es decir, en nuestro caso, obtener la energía suficiente para preservar la vida ya no es un problema y, casi sin esfuerzo, nos encontramos con una gran cantidad de energía en nuestro interior, sin un motivo concreto. (Evidentemente en todo este relato me refiero a países desarrollados, el problema de vida de una población en la que sus hijos se mueren de hambre es claramente distinto y, de hecho, no creo que yo esté en posición ahora mismo de entenderlo completamente).
De manera natural surge la pregunta. Si el sentido de la vida era obtener energía para preservarla, y esto lo hago en digamos tres horas al día, ¿Que hago el resto del tiempo?, es decir, vuelve mas rotunda que antes la pregunta quiza ahora formulada de una forma un poco distinta...¿para que quiero la energía que tengo en mi interior? Curiosamente, darle un uso a esa energía sobrante, mas que un hobby, es una necesidad. Quiero decir, uno podría plantearse lo siguiente: Como; tres veces al día y sin mayor problema. Ni siquiera me haría falta trabajar para comer. Hoy en día, hay incluso asociaciones que facilitan tres comidas diarias a personas sin medio alguno. Durante el resto del tiempo, simplemente, no hago nada. Me siento en una esquina, y no hago nada, por no hacer, ni siquiera espero. Simplemente estoy porque el sentido de la vida es preservarla. Cuando esta regla se pone en peligro, vuelvo a comer... Algo no cuadra. Yo, al menos, no me veo llevando a cabo este plan.
¿Porqué demonios necesitamos hacer cosas? .. ¿Porque no podemos hacer eso?
Bueno, podríamos decir que en realidad comer es fácil, pero yo no quiero comer cualqueir cosa. Yo quiero trabajar para comer bien!! Desafortunadamente tampoco esta claro que el trabajo permita comer lo que uno quiere todos los días. Mas bien, el rumbo que está tomando la sociedad actual lleva a todo lo contrario. Se debe comer en poco tiempo cualquier cosa para seguir trabajando. Definitivamente no es eso. Pero es que trabajar, aparte de dinero, nos da otra cosa muy importante: nos proporciona un medio de "invertir" nuestro tiempo de forma coherente. El proceso en el que se basa, quizá de manera inconsciente es el siguiente: necesito comer, para comer necesito dinero, para obtener dinero necesito trabajar, por tanto tiene perfecto sentido dedicar todo el tiempo del mundo a trabajar. Recordad que el sentido de la vida es preservarla, y el objeto último de trabajar es obtener la energía necesaria para preservarla.
Así pues, utilizar nuestra energía sobrante en el trabajo resuelve de manera automática la segunda cuestión. De repente nos vemos en la tesitura de admitir que, a lo mejor de forma subconsciente, en la sociedad actual el trabajo se ha convertido en el sentido de la vida. Pero puede ocurrir que no queramos admitir esta hipótesis. Al fin y al cabo admitirla, es admitir que la sociedad y no uno mismo a resuelto el problema de el sentido propio de vivir. Efectivamente, es la sociedad la que, en la mayoría de los casos, ha diseñado con el transcurso de los años los posibles trabajos a los que un nuevo individuo se puede dedicar. Y es la sociedad la que, en algún momento, decide que tu ya no puedes realizar este trabajo. Es decir, es la sociedad la que, por leyes completamente ajenas a tu persona, te da y quita el sentido de tu propia vida. Supongamos que no quiero admitir tal cosa. Debo pues encontrar un medio de distribuir mi propio tiempo, quizá diseñando mi propio trabajo si es a esa conclusión a la que llego, o quiza no.
Estamos entonces en el supuesto de contar con una gran cantidad de energía en nuestro interior sin propósito aparente. Algo falla. Si el hecho de consumir energía era justamente la definición de vida, y no la estoy consumiendo, estoy haciendo algo mal. El problema ha aparecido, rotundo, y mucho mas grave. Curiosamente sl sólo hecho de tener ese flujo de energía en nuestro interior, inactiva, nos consume. Nos produce sufrimiento y miedo. El miedo que supone pensar que estamos mal viviendo, y vivir es sin embargo lo único que tenemos.
¿Que hago?
La respuesta no es trivial, pero no está todo perdido. A veces, nos encontramos con problemas que no podemos resolver. Al fin y al cabo somos seres humanos, simplemente una forma de vida mas sobre la faz de esta tierra, o en algún punto en la inmensidad del universo. Y nada mas. Pero eso no quiere decir que no podamos hacer nada. Es algo parecido al consumo de energía diario. Actualmente se hace patente que el mantenimiento del ser humano tiene un coste importante en la naturaleza. El sólo hecho de producir todo el alimento necesario para los 7000 millones de personas que habitamos en el mundo, aunque de manera individual hemos dicho que era un problema trivial, a nivel global no lo es. Entre otras cosas, producimos unos desechos materiales y químics que ya son difíciles de manejar y que estan causando graves consecuencias en el cíclo natural. Bien, estamos ante un problema grave, que no sabemos resolver. ¿Es que no podemos hacer nada.? ¡Claro que podemos! El problema es tan grave, que cualquier pequeño cambio en las costumbres produce una gran mejora. Y al fin y al cabo la solución final aunque no este a nuestro alcance, lo que es seguro es que es la consecuencia natural de una mejora ininterrumpida. Así pues, nuestro objetivo ha de ser simplemente, mejorar un poco. Si a partir de hoy, en vez de mantener la luz constantemente encendida, nos ocupamos de apagarla cuando no es necesaria, ahorraremos una energía, (y lo que conlleva obtenerla), con la que antes no contábamos. Somos muchas personas en el mundo, así que un pequeño gesto individual es claramente un gran progreso.
Que sirva nuestro ejemplo para aprender a manejar nuestro tiempo. Si el trabajo nos permitía mantener la conciencia tranquila y proporcionaba las condiciones suficientes para, al menos, intentar desarrollar de manera normal nuestra persona, y la razón para tal cosa era simplemente porque estabamos consuciendo la energía sobrante, (no importaba como!! simplemente el propio gasto era el que contaba). Bien, quizá no sabemos resolver nuestra vida completamente y necesitamos de un trabajo porque nuestra debilidad no nos permite entender que sin dinero podremos seguir comiendo. Incluso así, todavía hay tiempo que debemos gestionar y cuyo vacío de actividad produce sufrimiento: lease el tiempo libre, o el tiempo después del retiro laboral. En ambos casos, y en gran parte de la sociedad desarrollada, en ninguna de estas dos situaciones tenemos problemas de dinero. Así pues, libres de preocupación, podemos intentar pensar como llenar ese tiempo, simplemente imitando las condiciones que nos proporcionaba el trabajo. A saber, como he dicho, el trabajo nos daba una forma de invertir nuestro tiempo, es decir, una forma de consumir la energía. Libres del peso económico, hagamos pues lo mismo. El sentido de la vida vendrá cuando consumamos nuestra energía, sin importat el como. ¿Que es lo que tienes que haces? Lo que tienes que hacer es, ¡Hacer cosas! El sólo hecho de consumir, con absoluta confianza la energía proporcionará un senido a tu vida, y las condiciones necesarias para desarrollarla con normalidad. La persistencia en hacer cosas, después, te recompensará con la coherencia necesaria. De tal forma que, incluso nuestro primer objeto de referencia, que era la sociedad, y de donde nos alimentábamos, ahora se vuelve nuestro huespued y comienza a alimentarse de nuestra labor. El reconocimiento, está garantizado.
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