jueves, 13 de diciembre de 2007

Detalles



Esta tarde el metro estaba abarrotado. En St. Denis se han intentado subir tres señoritas pero, entre la multitud saliendo y entrando, justo después de entrar la primera se han empezado a cerrar las puertas atropellando a la segunda. Al sentir la puerta ha emitido un delicado "ups" y se ha echado hacia atrás al anden. Las puertas han permanecido inmóviles, medio abiertas, durante unos segundos... intensos. En ese tiempo ella ha levantado la mano y, con una agradable sonrisa, ha empezado a despedirse de la señorita que ha conseguido entrar. Las puertas se han cerrado.

Esto ocurrió ya hace bastante tiempo, pero no me resisto a contarlo. En un pequeño garito de aeropuerto, para saciar el apetito, o el aburrimiento, me lanzo a pedir algo de comer. Es mi turno y, aunque el cajero esta mirando a la caja a ver donde pone el dinero del cliente anterior, me lanzo y le digo... "i´d like a hot dog" (quiero un perrito caliente). Un instante después levanta la mirada y empieza a descojonarse sin poder parar. Yo le miro e intento entender, pero nada. Para no ofenderme aparta la mirada de mi y empieza a tramitar la orden, pero sin poder parar de reír cada vez que me mira. Al final, entre risas, me da el perrito y me cobra. Me voy a la mesa a comerlo y, aun así, cada vez que me cruzo en su mirada salta la carcajada. Yo no paro de pensar que demonios ha pasado, hasta que caigo. El muchacho ha entendido " I am like a hot dog" (soy como un perrito caliente) y, al levantar la mirada, me ve a mi.

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