En mi opinión en este momento el mundo es un desastre. Quiero decir el mundo que el ser humano ha diseñado para desarrollar su propia vida. Es decir, supongamos que efectivamente existe un universo independiente de la idea que yo tengo de tal cosa. Si no existe, la verdad, es que no importa mucho lo que diga así que tampoco perdemos mucho por pensar que existe. En ese caso, en el universo pasan cosas. Entre ellas, existe un ser humano que intenta “domar” el mundo en el que vive con el propósito de alargar su existencia tanto como sea posible y, como ya hemos comentado, evitando al máximo el dolor. Por ahora olvidémonos de por qué. Digo el ser humano simplemente porque yo soy uno de ellos, y me es mucho más fácil pensar desde este punto de vista. Y, desde este punto de vista, el ser humano es el ente con mayor capacidad de transformación del medio en el que vive para su propio interés. Sin embargo, no somos perfectos… que triste. No es que no seamos perfectos, es que, en realidad, y siempre en mi opinión, el ser humano cree estar muy por encima de las vacas en cuanto a capacidad intelectual se refiere y, sin embargo, estamos muy pero que muy cerca. Así que gran parte de nuestros actos, que supuestamente intentan mejorar nuestras vidas, de hecho están muy lejos de conseguirlo. Así pues, la idea es intentar mejorar, en la medida de lo posible, las acciones que debemos tomar durante nuestra vida para paliar así los efectos de nuestra incompetencia. En concreto, es muy importante tener clara la actitud que debemos tener en cada momento antes de, de hecho, ejecutar una acción. De este modo, teniendo una metodología bien planteada, disminuiremos el riesgo que suponen actuar sin haber pensado anteriormente.
Es bien conocido que la energía ni se crea ni se destruye. Simplemente se transforma. Esto pasa en todos y cada uno de los procesos que ocurren en la naturaleza. Los que a mi me interesan mas son los que tienen que ver con el ser humano y sus actos. Seamos francos. Debemos asumir dos hipótesis. (A) Nuestro cerebro esta lleno de basura. La que hemos ido recogiendo a lo largo de miles y miles de años de comportamiento “vacuno” que se ha ido transmitiendo de padre a hijo como ya hemos comentado en alguna otra ocasión. Si admitimos esto y, (B), nuestra extremadamente limitada capacidad de improvisar, estamos en buen camino para mejorar. La idea que debemos tener siempre presente es lo que vamos a llamar RECICLAR. Vamos a situarnos en cualquier circunstancia de nuestra vida. Una simple charla en un pequeño bar digamos entre cuatro personas. En un momento de la conversación sentimos las ganas irrefrenables de dar nuestra opinión. El porqué puede ser por muy diversas razones. Justamente hemos visto ese programa de televisión, nos encanta ese músico, tenemos una opinión extremadamente formada y exquisita por el tema que se esa tratando…vaya usted a saber. El caso es que ¡es nuestro turno!. Bien, en ese momento lo mejor es la calma. A ciencia cierta estamos a punto de decir algo que es erróneo, quiero decir en las hipótesis, mas que problables, (A) y (B). Dicho de otra forma, estamos a punto de lanzar mas basura al exterior. Este planeta esta cada vez mas poblado de seres humanos. Ya vamos a por los 7.000.000, y todos sabemos que acumular basura tiene un limite. Hay un punto de saturación. También es verdad que el ser humano es el ente con mas capacidad para transformar el medio en su propio interés y esto es, sin ninguna duda, lo que intenta en todo momento. Simplemente es una tarea difícil. Y con este objetivo, y poco a poco, estamos aprendiendo a reciclar basura. Sabemos que de todo lo que, sin pensar, desechamos, hay una gran parte que se puede reutilizar en nuestro propio beneficio. Lanzado sin mas crea un grave problema. Reciclado, ¡es un producto útil! ¿No es asombrosa la diferencia? Lo mismo pasa con las palabras que estamos a punto de lanzar al vacío. Sin pensar, son basura que generará un grave problema. El mismo por el cual nuestro propio cerebro esta lleno de basura. Sin embargo, si las pensamos, y las reciclamos, obtendremos un producto útil que se venderá con mucha mas facilidad que antes. De verdad, ¿no os parece increíble? La energía que nos cuesta escupir cualquier cosa se transforma, en el primer caso, en basura. En el segundo, el producto reciclado será, primero, menos costoso porque habremos evitado lanzar gran parte, (la que estamos reciclando), y segundo y mucho mas importante, ¡será útil!. En este caso reciclar no quiere decir mas que pensar un poco porqué estamos diciendo esto, y que es lo que puede estar enseñando nuestra actitud. Recordad que el comportamiento de los demás será normal y, por tanto, aceptable, en tanto que sea reconocido como tal. Es decir, si vemos que algo ha ocurrido, podemos hacerlo nosotros también. Si en un avión un pasajero se levanta para coger un bolígrafo de su maleta, cuando es mandatario permanecer en el asiento con el cinturón abrochado, y la azafata no dice nada, segundos después todos y cada uno de los pasajeros tendrán la imperiosa necesidad de ir al lavabo, estirar las piernas, hurgar en su equipaje, o cualquier otro tipo de necesidad extrema de levantarse del asiento. Aquí hay dos errores. Uno, el pasajero no pensó un poquito si era absolutamente necesario coger el bolígrafo en ese momento. No confía en que el piloto mantiene la luz para prohibir levantarse por un motivo coherente que va en su propio beneficio. Dos, la azafata, con tal de no agredir los (supuestos) intereses del pasajero, se mantiene al margen de su actitud. Esto, por otro lado, le evita los problemas que seguramente tuvo en el pasado en mas de una ocasión por intentar hacer bien su trabajo. Al fin y al cabo lo que pasa es que no esta claro porque esta la luz encendida, ya que el avión no parece moverse mas de lo normal. Y el tiempo que se tarda en coger un bolígrafo es mínimo. Bien, pero ¿era tan necesario coger el bolígrafo en ese momento? Hay que tener en cuenta que, con esa actitud, a partir de ahora se ha perdido la confianza. En el buen hacer del piloto, por un lado, y por otro, la azafata ha perdido la confianza en hacer bien su trabajo. A todos nos gusta hacer bien nuestro trabajo. Aquí la imperiosa necesidad de coger el bolígrafo hace que una azafata tenga que tomar una nueva decisión. Decir o no decir algo al pasajero. Y recordad que cada una conlleva un gran riesgo de equivocación. ¿merece la pena? Es realmente bonito esperar un poquito, y observar que de repente la luz de prohibido levantarse… se apaga.

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