El otro día aprendí una cosa.
Un amigo me dijo que todo el mundo, tarde o temprano, encuentra una excusa para su propio comportamiento. Yo le dije, después de pensarlo un rato, que a mi no me pasaba. "Sé las cosas que hago mal y, simplemente, las escondo o miento sobre ellas a los demás, pero no me excuso a mi mismo."
El otro día me excusé.
Tenía un artículo listo para ser enviado y le estaba dando la última lectura, para asegurarme de que no tenía errores menores; los mayores ya tenía la impresión de haberlos quitado lectura tras lectura. En esto que se me acerca un gran matemático, lo lee y, después de unos minutos, pocos, 5 o 6, parecía haber mejorado el resultado casi haciendo inservible gran parte del artículo. La idea que utilizó en realidad ya estaba escrita en el artículo, por mi. Es decir, el argumento sólo tenía una novedad: usarlo con el propósito de mejorar el resultado que había en el artículo. Me molestó muchísimo. En realidad, mas que molestarme, me dejó completamente perdido, derrumbando las bases que sostenían mi carrera de matemático, ya no tenía sentido hacer matemáticas. Fueron dos días de sombra y, en la lucha interna por entender qué había pasado, salió de mi boca un
es que no me interesa.
La única razón que encontré para darle sentido a la debacle que estaba ocurriendo en mi interior es la de que las matemáticas no me interesan. Y es que si me hubieran interesado, habría intentado mejorar el resultado (era una pregunta natural), y no lo habría dejado tal y como estaba, claramente incompleto... Puede ser. Pero también puede ser simplemente una excusa. Una excusa que aparece para evitar la alternativa de admitir mi mediocre e insípida vida.
Lo curioso del caso es que no lo se. Estoy bastante seguro de que no me interesan las matemáticas, hago mi trabajo y nunca me encuentro pensando lo curioso o interesante que será esto o aquello, a menos que a alguien mas le interese. Su interés me hace pensar en el problema y, mi incapacidad de responder inmediatamente, genera dentro de mi un incontenible " que interesante" que expulso hacia el exterior sin miedo. A parte de eso, y algún otro espejismo, nada me mueve a hacer matemáticas, quiero decir, nada personal. Pero el episodio anterior ha hecho que me cuestione una pregunta básica. ¿cual es la razón por la que no me interesan?. Quizá no es mas que mi incapacidad de ser el mejor en matemáticas o incluso mi creencia de ser un inútil en su tratamiento, la que, en un momento dado de mi vida, influyó en mi rechazo a intentar hacer de las matemáticas una vida apasionada. Parece cierto que a un recién nacido le interesa todo con la misma intensidad. Quizá no son mas que sus propias capacidades, (o incapacidades), físicas o mentales, las que dirigen su interés en uno u otro sentido. No hay ningún camino que sea mejor que el otro. Simplemente hay uno que permite responder a la pregunta de porque estamos vivos con mayor facilidad; la respuesta es simple: para realizar exactamente lo que estoy haciendo ahora mismo. Y a partir de ahí, por miedo a que la búsqueda de caminos alternativos nos lleve a pensar que, en realidad, nuestra vida no tiene sentido, o no sabemos vivirla, generamos un mecanismo de autodefensa... no lo hago, porque es que no me interesa.... El incidente del otro día me ha hecho pensar si no será verdad que no me interesa porque no lo se hacer.
Pero esta tan dentro de mi, que ahora me surge una duda todavía mayor. Es claro que sólo tengo un medio de interpretación, comprensión y asimilación de la verdad, que soy yo mismo. Creo que una buena definición de verdad, o al menos una que en este momento me parece buena, es la siguiente: puedo decir que un evento es verdad si se llega a ella por dos caminos distintos, uno interno desde donde se define el evento de manera muy precisa y se formula la pregunta: ¿es esto verdad? y otro externo donde, por nuestros sentidos, percibimos la existencia independiente de nosotros mismos de tal evento y justamente esa percepción le hace verdadero. Si un evento tan meticulosamente definido de forma interna e independiente se representa externamente con una forma fiel a su definición original, es porque es verdad.
El problema ahora surge porque las propias definiciones que el individuo realiza de forma supuestamente interna e independiente, en realidad están supeditadas a la interacción de éste con el exterior. No es la búsqueda de la verdad la que le lleva a hacer tales definiciones. Es el miedo. Así pues, tal evento, (del que se quiere discernir su veracidad), no surge por dos vías completamente independientes, sino por una sola: la interpretación, (ahora falsa incompleta o equívoca), por parte del individuo de lo que ocurre a su alrededor. Y así, es bastante mas fácil que coincidan.
Y si todo se limita a hacer lo que se hacer bien, por miedo a darme cuenta de que mi vida no tiene sentido, ¿que sentido tiene?
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