domingo, 10 de agosto de 2008

¿Que hago?



Normalmente, cuando vamos al colegio nos enseñan Historia, Ciencias naturales, Geografía, Matemáticas, Física y otras disciplinas del saber humano que se han ido desarrollando con el paso de los siglos por personas que dedican su vida a entender mejor un minúsculo pedazo de cada una de ellas. Este estudio es después interpretado por personas dedicadas a traducir en términos mas educativos esos conocimientos como para transmitírselos a jovencitos y jovencitas desde 10 hasta 16 años. La mayoría de las veces el único logro que se consigue es mantener a las personas que construirán nuestro futuro entretenidas entre cuatro paredes, para que no den el coñazo a sus padres. El resto, la Historia, las Ciencias Naturales, la Geografía, las Matemáticas, o la Física, serán olvidados gradualmente durante el mes de vacaciones que divide la enseñanza obligatoria y la formación de cada uno de ellos en diferentes campos mucho mas reales.

Necesitan formarse porque no se han formado hasta ahora. Y lo peor es que no se han formado en menesteres que definen su vida y, con ella, el rumbo que va tomando este mundo. Me refiero, por ejemplo, a la capacidad de decidir. Todos los días tenemos que tomar ciertas decisiones. Muchas de ellas ya las han tomado otros por nosotros, con lo que simplemente tenemos que tomar la decisión de seguir el camino que se nos muestra como correcto... muchas y, lo que es peor, las mas importantes: obtener un trabajo para ganarse la vida, casarse, tener hijos, o morir. A nosotros nos quedan el resto: ¿Vamos al cine?, ¿me compro un pantalón?, ¿nos vamos de vacaciones? A veces también pasa que tenemos que tomar una decisión importante: el jefe me esta haciendo la vida imposible, cobro poco dinero, y llego a casa todos los días deprimido...¿me cambio de trabajo? En esos casos, largos meses, incluso años de sufrimiento se avecinan hasta que parecemos llegar a la conclusión adecuada que nos lleva a tomar una decisión... mas bien hasta que los acontecimientos nos empujan en cierta dirección en la mayoría de los casos.

Y es que no sabemos tomar decisiones. Nadie nos ha enseñado. Puede que mi vida sea horrible, pero estoy vivo y, si tomo tal o cual decisión, puede ser que mañana ya no lo esté. ¿Y como saber si es una decisión fatal, o es lo que me hace falta para mejorar mi vida? ¿Por donde empiezo para distinguirlo? Es una sensación parecida a la que se tiene cuando el profesor nos ponía un ejercicio de matemáticas delante del que no sabíamos ni empezar...¿que hago? Y así pasaba el tiempo del examen mirando al papel y a los lados a ver si podíamos enganchar algo útil del de al lado... y el tiempo pasaba y se acababa el examen... y otro... y otro... y poco a poco y sin saber como llegamos a lo que somos hoy. Mirando al papel y hacia los lados para ver si alguien nos dice como seguir. Y cuando, por suerte, alguien nos lo dice, seguimos por donde nos dicen sin darle muchas mas vueltas... y cuando no hay nadie que nos lo diga, simplemente pasa el tiempo hasta que algo nuevo ocurre, y entonces desvía nuestra atención de nuestra preocupación anterior, para empezar a preocuparnos de lo siguiente.

Y esa falta de comprensión en nuestras propias acciones, nos llevar a sentir un miedo incontrolable. Y constante. Simplemente porque no sabemos que hacer y no sabemos las consecuencias que tiene lo que hacemos, pues nunca lo hemos pensado. Nos limitamos a seguir lo que "otros" en forma de reglas sociales por ejemplo, nos dicen que debemos hacer. Si algo sale mal mientras lo hacemos, nos llega la confusión y oscuridad ¿Como puede ser que si yo estoy haciendo lo que otros hacen, me este yendo tan mal? ¿Es que soy mas tonto que los demás? Al llegar a este tipo de preguntas, estamos básicamente perdidos pues, a nuestro desconocimiento de como tomar decisiones, se une ahora el miedo que supone el riesgo de decidir hacer algo que salga mal, sin ni siquiera saber porqué. Nos hacemos de estar forma mucho mas dependientes de la sociedad, y por tanto mas débiles y vulnerables. Un enorme sentimiento de culpa empieza ahora a envolver todas nuestras acciones. Si sale mal, y otros lo hacen y no les sale mal, es porque yo soy tonto. Una vez el pánico se apodera de nosotros, comienza la negación individual. Si ya se que todo lo que hago esta mal, porque soy tonto, entonces cada vez que haga algo, y alguien se vaya a enfadar conmigo voy a mentir. Voy a decir que alguien me ha dicho que lo haga, o voy a poner una excusa intentando evitar el hecho de que, lo que realmente pasó, es que lo hice yo.

Lo gracioso del caso es que todos somos mas o menos iguales, y todos hacemos unas cuantas cosas bien, y unas cuantas cosas mal. Así que, cuando negamos nuestras acciones, estamos negando también las cosas buenas que hacemos. Y si negamos eso, ya poco queda de nosotros mismos. La vida se torna una carrera de obstáculos y el propósito diario es evitarlo con el menor daño posible. ¿Cuando es la última vez que hiciste algo que te gusta? ¿Cuando es la última vez que hiciste algo para disfrutar de la vida?

Así pues, yo propongo como principal materia a aprender a tomar decisiones, ya no en secundaria, sino a lo largo de nuestra vida, (hasta que se tenga cierta pericia). Se ha de empezar por tomar pequeñas decisiones. Han de cumplirse dos condiciones: la primera es que han de ser muy muy pequeñas decisiones, casi sin importancia. La segunda es que se debe hacer sin consultar absolutamente con nadie, y sin mirar a nadie antes de tomar la decisión. El juego, y con él el aprendizaje, está en que una vez tomada la decisión, se ha de decir la verdad de como se tomó, y porqué se tomó. Especialmente cuando alguien nos diga que esa decisión fué una estupidez. En ese momento, y a pesar de que nuestra primera reacción sea empezar una frase diciendo "es que" Debemos aguantar y decir la verdad. Y con ella, escuchar atentamente el porqué esa persona dice que fué una estupidez. Si nos entretenemos en mentir, y dar una excusa, es posible que esta vez y a toro pasado demos con una excusa que convezca a la otra persona de que no fué una estupidez por tal y cual razón. Bien, pues aunque normalmente ni siquiera eso pasa, lo peor es que impedimos que la otra persona nos diga porqué era una estupidez. Y puede ser el caso que lo que nos hubiese dicho nos hubiese enseñado a tomar la siguiente de nuestras decisiones de forma correcta. Y si ese fuese el caso, entonces no tendríamos que volver a decirle a nadie "es que..." Y para ello es muy importante rodearse de buena gente. Es decir, si cuando uno está escuchando (y digo escuchando de verdad ) a una persona, siempre obtiene un comentario negativo, y del que no se aprende nada, lo mejor es alejarse. Pues al lado de ella hay otra que esta dispuesta a lanzar una crítica, cruelmente dura, y absolutamente verdadera. La dureza nos servirá para no olvidar. La verdad, para aprender a atacar nuestra siguiente decisión con un conocimiento mas claro de lo que somos y queremos.

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