
Es cierto que vivimos una vida muy complicada. Al menos es complicado el hecho de vivir nuestra vida de forma que consigamos sentirnos a gusto con ella. Lo que no esta claro es que lo hayamos intentado. Llevo 40 años sobre la faz de esta tierra, y nunca me he parado a pensar si mis decisiones me llevaban a disfrutar de la vida, o simplemente a intentar seguir un curso que la sociedad me dictaba. Trabajar por miedo a que alguien pudiese echarme en cara que hago mal mi trabajo. Intentar caer bien, por miedo a caer mal. Ir allí por miedo a quedarme aquí. En definitiva "... POR MIEDO A... "
¿Vamos a una fiesta?
Mi cerebro dice no. Mi respuesta es no. Sin embargo el razonamiento que produce el cerebro y las razones que esgrimo para la negativa son radicalmente distintas. Uno piensa no voy por miedo a lo que me diga la gente esa que no conozco y, por si acaso se ríen de mi o me dejan en ridículo. No pienso lo que pueden ofrecerme de nuevo, o lo que yo pueda ofrecerles a ellos. Simplemente pienso lo malo que me puede pasar. Mi boca dice
No gracias, es que... estoy muy cansado, o tengo mucho que hacer, o tengo que madrugar mañana o...
Todas ellas señales innegables de debilidad, y terror. Justo al terminar de esgrimir nuestra insípida excusa, empezamos a pensar lo bien que podíamos haberlo pasado, y a sentirnos mal por no saber que hacer en ese momento. Y es que no hay alternativa más que seguir dando vueltas a la cabeza, acongojándonos cada vez más. Enterrando más y más nuestro propio ser. Uno que, por otra parte, es igual que cualquier otro. Ni mejor ni peor. Pero sólo por ser el nuestro, no hemos sido capaces de darle una oportunidad de expresarse. Y es que cuando creímos dársela, años atrás, nos la amputaron de raíz. Seres que, como nosotros ahora, por creerse feos, sólo se sienten con derecho a vivir cuando ocultan la belleza y destruyen la bondad externa. Y te incluyen en su club sin camino ni meta.
Y la vida pasa.
Pero, ¿que es eso tan malo que tengo? ¿Es que voy a ser yo la peor persona del mundo, que ni siquiera tiene derecho a vivir? ¿Y no es más fácil pensar que simplemente soy uno más? Ni mejor, ni peor. Pero vayamos poco a poco, que cambiar toda una vida no es cuestión de un segundo. Mi tarea comienza por respetarme, cosa que no podré hacer sin la ayuda de los demas. Y es que he tenido tanto miedo hasta ahora a expresarme tal y como soy, que ni siquiera me conozco. Así que voy a necesitar la opinión de los demás para saber que efectivamente soy válido en este mundo, y no tan malo. Como "los demás" es un término muy ambiguo, es mejor que empiece escogiendo unos pocos entre "los demas" que sean lo más conveniente con mi situación actual. Tienen que ser personas más o menos tranquilas, que no me digan cosas malas, y que no le den mucha importancia a mis errores. Al contrario, que estén mas o menos abiertos y atentos a aquello, bien poquito, que pueda ser que puedo ofrecer. A cambio una pequeña cosa me pedirán para permanecer a mi lado. He de intentar estar también tranquilo, y no saltar al mínimo error que ellos puedan cometer y, sobre todo, ya que estoy allí para aprender de ellos, para aprender cosas buenas sobre mí, he de escuchar y hacer caso a lo que dicen. No voy a poder estar negando y contradiciendo constantemente lo que dicen. Si no me lo creo, entonces no estoy en el sitio correcto, pues era de ellos en primer lugar de quien quería aprender!!
Es la tarea más larga y dura, pero tenemos que tener paciencia. Mucha paciencia. Nuestra larga vida pasada nos lleva a desconfiar una y otra vez: en este punto es muy importante tener, casi como dogma de fe la siguiente idea
"escucha, cree y confía en lo que te dicen, a pesar de lo negativo que tu lo estas pensando".
Cuando esta idea pasa de divina a humana, es decir, cuando en vez de como fe, es por entendimiento y asimilación personal, estamos preparados para comenzar a aprender a disfrutar de la vida. El proceso anterior, para lo que ha servido, es para enseñar a escuchar del exterior, y la vida que nos llega desde el exterior, no se puede disfrutar sin saber escucharla. Ya sólo queda seguir por un camino que cada vez será mas claro. Un camino que, de repente, no choca con nosotros, sino que se hace indistinguible. De fuera adentro se percibe lo mismo que se esparce de dentro hacia fuera. Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario