miércoles, 26 de agosto de 2009

Mas allá de la lógica.


La última descripción que sé dar del ser humano es bastante geométrica. Se me ocurre que las personas, en un principio, son como cilindros. La base es un círculo de un centímetro de radio. La altura mas o menos 200 metros. (Las dimensiones estan así tomadas para una persona de unos 60 kilos de peso, de forma que ambos objetos tengan mas o menos el mismo volumen). En lo alto del todo hay una membrana de un milímetro de espesor: una piel muy resistente y fuerte. Es extremadamente compacta, es decir, casi ausente de poros. Esta ligada al cilindro de una manera perfecta de forma que tapa el interior impidiendo que cualquier cosa transpase sin haberse filtrado antes por la membrana.

Esta membrana es translucida y deja pasar los colores. Deja también pasar los sonidos, gracias a su flexibilidad, que produce una variación en la presión interior del cilindro. La humedad y la temperatura también son capaces de transpasar y producir un impacto directo en el interior del cilindro. El resto, es decir, el pensamiento, la intención, el juicio, etc, son pequeñas piedrecitas que, a base de golpes en la membrana, producen un movimiento que se transmite al interior en forma de ondas que reorganizan la mezcla interior. Dicha mezcla no es siempre la misma ya que golpes muy bruscos en la membrana, dejan pasar ciertos residuos que contaminan y alteran la mezcla dando paso a una nueva masa.

Cuando la membrana esta en movimiento constante, es de naturaleza flexible, y elástica. Sin embargo, si no hay nada que la mueva, se vuelve cada vez mas y mas rígida, de forma que minusculos golpes que puede recibir la deforman. Una membrana deformada es una patología muy grave. Dicha deformación, por ejemplo, produce una concentración muy alta de residuos en los fosos que se producen en la membrana. El peso de estos residuos, por un lado hace que los poros de la membrana dejen pasar al interior unicamente los residuos pulverizados, hasta que se obstruyen, de forma que hemos dejado una mezcla interior dañada, y de todavía mas difícil acceso. El mal es gravísimo. En la mezcla interior se comienza a reproducir una especie de virus que va deteriorando poco a poco y de manera casi irreversible todo el contenido. Este proceso libera un gas venenoso que va pudriendo la membrana en su capa interior, hasta eliminar casi por completo sus propiedades, impidiendo casi totalmente la comunicación a ambos lados de la membrana. Ademas, cualquier contacto por leve que sea con el exterior, produce un tremendo dolor a una membrana que se encuentra o bien podrida, o en carne viva en vias de estarlo. En este punto el ser humano esta desamparado, y mira al exterior, con miedo y sin esperanza. No hay sonrisa, no hay amor. Simplemente hay ira que proviene del dolor extremo que cualquier contacto con el exterior le produce.

Pues bien, el propósito de este escrito es intentar explicar un poco que se puede hacer, en teoría, ante una membrana rígida, y deformada.

En primer lugar, pongamos por fin el nombre que le corresponde a la membrana. En el ser humano podemos diferenciar dos partes. La parte consciente, y el subsconsciente. La parte consciente, que en una primera aproximación parece ser la parte que rige y dirige nuestra vida, constituye el 0.1 por ciento de nuestro ser, y corresponde a la membrana que separa el subconsciente de la vida exterior. Por otro lado, el subconsciente, que en una primera aproximación parece ocupar un segundo plano, en alta medida irrelevante, es mas del 99,9 por ciento de nuestro ser y se corresponde con todo el interior del cilindro. Las paredes del cilindro se forman por una materia rigida, opaca y perfectamente compacta que envuelve al ser humano y lo distingue haciendolo un ente propiamente definido.

Como he dicho, nuestra vida, por lo general, la intentamos comprender y desarrollar desde la parte consciente. Una membrana bidimensional, que intenta mover un objeto gigantesco en comparación suya, y de tres dimensiones. Para comprender el error de nuestro intento, hemos de colocar nuestros ojos en la membrana, es decir, un objeto plano, y mirar a ras suyo. Y con aquello que vamos viendo, hemos de ir tomando todas y cada una de las decisiones que van formando y desarrollando nuestras vidas. Unos ojos incapaces de mirar al interior, y ver la forma y calidad que tal mezcla (la materia que constituye nuestra persona) va tomando ante nuestras decisiones. Es, a mi juicio, claramente insuficiente. Es por tanto acuciente evitar el uso de la membrana para discernir el exterior, e intentar producir una comunicación directa entre exterior e interior. Es pues necesario encontrar, y utilizar los milimétricos poros de nuestra membrana, y sus cualidades, como tamiz que permite el paso de coloros, sonidos, y cambios de temperatura, entre otras sensaciones.

Es por tanto muy importante dejar fluir nuestra vida.

Pero pasar de la teoría a la práctica es mucho mas complicado. En primer lugar porque reporta un miedo infinito. Recordad que hablamos de un ser que le produce miedo cualquier contacto con el exterior, por el dolor que le produce, y sin embargo de forma consciente esta intentando retirar la membrana consciente para dejar pasar la vida tal y como se presenta. Pero no olvidéis que las celulas necradas estan en la membrana, con lo que conseguir retirarlas del paso, efectivamente elimina el dolor. Tan sólo hay que tener el segundo de valentia o locura suficiente para dar este paso. Y en cualquier caso, es difícil porque los poros son infimos, y en general, sin entrenamiento previo, no sabemos encontrarlos. Pues bien, hay varios métodos de ayuda, que intentaré comentar en otra entrada: la música, el viento, los colores pacíficos del atardecer, y por último la meditación. Es decir, la ausencia de ruido exterior. Por ejemplo, si escuchas la radio, tu cerebro tiende a interpretar las palabras que se emiten, y tu membrana comienza a funcionar. Si esta funciona, el cerebro pierda la concentración necesaria, que se esta utilizando en analizar el contenido de las palabras, en encontrar y abrir en la medida de lo posible los poros que permiten la oxigenación interior. Esta oxigenación libera el gas interior, y elimina el virus existente. La mezcla poco a poco vuelve a la normalidad.

Un proceso largo y difícil, pero cualquier minipaso que se da en esa dirección, no se da en otra equivocada y nos coloca en un punto en el que es más fácil mirar el horizonte.

2 comentarios:

Arnau Boix i Pla dijo...

¡Mira qué bien! ¿Entonces la felicidad es así de sencilla? ;-) Voy a hacerme unos esquemas de todo eso, que les voy a sacar un partido que ni te lo imaginas...

Arnau Boix i Pla dijo...

Buenas, pues ya me he hecho un modelo geométrico (si es que los humanos no tenemos remedio) de lo que proponias.

Aunque discutiremos el "modelo humano" con toda probabilidad ésta tarde, me gustaría apuntar lo pequeña que me parece la membrana de "interacción" respecto al cuerpo, si no entiendo mal, las paredes del cilindro.

Aunque me parece un escrito de una lúcida y sanísima locura, abogo por que toda la superficie exterior del cilindro sea membrana. Su endurecimiento y patologias me siguen pareciendo perfectos tal y como los describes.

Un abrazo!!