Por circunstancias, que analizaremos en otra ocasión, hay momentos en que nos encontramos en una situación absolutamente fuera de lugar. Un ejemplo, medio común, lo encontramos en las visitas de una reciente pareja a un acontecimiento familiar de uno de los cónyuges. Mientras que, normalmente, el miembro de la familia se encuentra en el que posiblemente es el ambiente mas acogedor que existe para el, el miembro extraño a la familia está completamente desubicado. Comienzan y continúan conversaciones que se construyen a otro nivel: son la continuación de toda una vida. Y toda una vida no se puede explicar a un extraño en una tarde. Así pues, el extraño, al principio hace un esfuerzo por seguir la conversación; Esta atento al nombre de los personajes que aparecen, se esfuerza por entender el tono brusco y las bromas, a su juicio, un tanto fuera de lugar. Pero la capacidad del ser humano es limitada, y termina por desconectar del mundo exterior. Deja pasar el tiempo, haciendo ver que esta presente, cuando en realidad se pasea por sus pensamientos mientras mira y sonríe al exterior. En un momento dado, se le hace una pregunta, simple, y directa. Pero su estado de absoluta ausencia no le permite entenderla, y la respuesta que da es incoherente. Y ante una respuesta incoherente, la familia, ajena a su estado ausente, piensa que, en realidad, la persona es la que es estupida e incoherente. Y se genera una desconfianza. Lo que al principio fue una pregunta simple e ingenua se convierte ahora en precedente. A partir de ahora la relación no empieza de cero, sino que se parte de un juicio y, en este caso, negativo. Las preguntas o acercamiento hacia la persona ajena a la familia se envuelven ahora en desconfianza. Sentimiento que inmediatamente siente el conyuge extraño, y que le aleja mas y mas de la familia. A partir de ahora, ya no es sólo porque la situación era objetivamente difícil, es porque, además, ahora se siente incómodo. Ese estado provoca miedo, pues se siente constantemente amenazado. Y el miedo, el peor consejero al que se puede acudir, se apodera. A partir de ahora, la persona empieza a pensar en si y sólo en si misma. Debe prepararse bien para el combate. Ha de medir bien sus palabras y actos pues, a su juicio, todo será tomado en su contra. Pero al estar pensando constantemente en si mismo, esta cada vez mas y mas ajeno a la realidad de lo que esta pasando, y cada vez mas y mas a menudo sus respuestas son incoherentes.
En un grupo de personas, es fácil que se vivan muchas realidades paralelas, sin que los individuos sean conscientes de lo que efectivamente esta pasando. Una realidad simple que sucede, de manera natural, por los actos ocurridos inmediatamente antes. Es pues necesario hacer un esfuerzo por salir de nosotros mismos. Y no se podrá hacer, sino confiamos plenamente en los que nos rodean. Y no confiaremos si pensamos que estan ahí para hacernos daño. ¿Pero no puede ser cierto que nos hicieron daño en primer lugar, simplemente por que a nosotros no nos interesaba su presencia?
Asi pues, y una vez generado el problema, hace falta un movimiento de locura y valentía para parar la rueda. Confía en tu interlocutor! Escucha lo que dice y, si crees que miente, o que no tiene razón, haz un esfuerzo por callar, y pensar ¿no es posible que por una vez esté yo equivocado? Independientemente de quien sea el que esté equivocado, este acto te sitúa al mismo nivel que el. Es decir, por fin, comienzas a tener consciencia de que, el otro, no es un ente extraño situado allí para hacerte daño. Es alguien como tú. Cuando uno habla con su hermano, o con su madre o, mejor, con su amigo mas íntimo, no se suele tener la sensación de que vaya a abusar, o burlarse de uno. Simplemente se dice y hace lo que se siente y se confía en que la otra persona escuchará, y dará su opinión de la mejor manera posible. Pues bien, ¿existe alguna razón para que, en general, nuestro interlocutor sea una mala persona? Por el contrario, lo mas posible es que teniendo mas o menos todos la misma procedencia, mas o menos, tengamos todos la misma proporcion de “maldad” como de “bondad” en nuestra sangre. Así pues, es mucho más probable acertar si se piensa que la persona que tenemos delante es, mas o menos como nosotros, que no un ente extraño que quiere abusar de nosotros. Observese que, lo importante en este punto, es que en esta segunda suposición, en realidad uno ni siquiera piensa que tiene un ente delante, pues ante el miedo al dolor que aquello, me refiero a esa nueva presencia que se parece a una persona, le puede ocasionar, sólo se esta pensando en uno mismo.
Lo que se puede ganar pues, pensando que es una persona, como nosotros, es mucho mas de lo que se perderá ante la remota posibilidad de que sea un monstruo. Y de hecho, por el sólo hecho de pensar que es un monstruo, lo estamos convirtiendo en tal, pues notará nuestra desconfianza, y ya le faltaran las ganas de mostrarse como persona. Si, por el contrario, pensamos en que pudiera ser una persona, como es con las personas con las que nos sentimos bien, y es de estas de las que sacamos nuestra energía para continuar viviendo, de repente surge la posibilidad de que se convierta en una persona cercana, y con el tiempo en un amigo… De hecho, quizá, quien tienes delante, podría con el tiempo convertirse en tu mejor amigo.
¿Cuántos amigos tienes?
3 comentarios:
Pues la verdad es que no puedo mas que estar completamente de acuerdo. Normalmente el miedo que te envuelve es mucho mayor que el deseo de encontrar un amigo y entonces esta batalla se pierde.
Gracias por el comentario Fernan. Como ves, todo llega y no hay mas que tener paciencia. Ojalá y, al final, también llegue el día en el que el miedo se disipe. Y hasta entonces, si puedes, confía.
La verdad es que la paciencia es muy portante en todos los momentos de la vida y mucho más cuando conocemos a una persona ajena a nuestro entorno pero, ¿No os parece que el juicio precipitado está dentro de la naturaleza humana? y, no digamos el miedo al "que dirán".
De cualquier manera no creo que este tipo de batallas se pierda nunca lo que ocurre es que por "vaguería" quizás dejamos la lucha para mejor ocasión.
Os quiero.
MariTere
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